-Juan Carlos, ¡es el tercer mes que esa parejita no nos paga el alquiler! De entrada te dije que tenían algo raro.
-Es probable que tengan problemas, mi amor, como tanta gente.
-Hay gente que compra excusas baratas... ¡pero vos encima las inventas por ellos! ¿Cuándo vas a ir a exigirles que paguen? ¿No te das cuenta que te toman de idiota?
-María, te estas poniendo nerviosa... me gustaría que nos calmáramos.
-¡A mi me gustaría que levantes el culo y defiendas lo que es nuestro! Sabés bien que yo no puedo ir por mi enfermedad, que sino...
-Bien sabe Dios quien es justo e injusto en esta tierra.
-¿Qué Dios? ¡Te hablo del alquiler! ¡Y de los parásitos que metiste en el departamento! ¡Vos sos un cobarde! ¡Eso es lo que sos! ¡Tenés miedo de enfrentarte con ellos!
-Pero, ¿con que armas puede uno enfrentarse a la mala fe cuando tiene la desgracia de ser puro de corazón?
-¿Armas? Por favor Juan Carlos, ¡si todo lo que haces es rezar! Además... “mala fe”. ¿Admitís que actúan de mala fe, que nos están cagando y me venís con el cuento del puro corazón? Juan Carlos: ¡tenés una semana para encontrar las armas que quieras y enfrentarte con los zánganos de mala fé que en lugar de corazón tienen tripas ó si no, la desgracia empezará acá y terminará en casa de los parásitos!
Etiquetas: Ficción
0 Comments:
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio