Siento golpes lastimando mi piel varias veces por segundo y con cada contacto me recuerdo feliz, mirando al cielo, reflejándome en el río; el mismo río que luego me llevó de paseo a un nuevo mundo, hacia nuevas formas y destinos.
Entonces me convertí en el envoltorio de un regalo y pude apreciar sonrisas y gestos de sorpresa, pero rápidamente me abollaban con ambas manos y me tiraban.
Luego fui boleto de tren y por necesidad duré más tiempo, pero siempre me desechaban al terminar el viaje.
También fui cigarrillo y acompañé momentos importantes, de nervios, de pasión; y me consumí con entusiasmo, con apuro y urgencia; y siempre sin conocer razones.
Fui una nota de despedida, leída con emoción, sorpresa y resentimiento; mojada con lágrimas y abollada con bronca, luego.
Y fui el billete, el dinero que oyó las campanillas del hotel, el que otorgó placeres triviales, pero que luego causó dolor por mi presencia y ausencia, a muchos otros. Me gastaron y me culparon.
Por eso, a pesar de todo, prefiero los golpes. Prefiero la tinta salpicando de letras mi piel. Prefiero ser el transporte de palabras y de texto y conformarme con la idea de que así escaparé del mundo material para encerrarme en tus ojos, que me guardarán en tu mente como si vieran una arboleda a la vera del río; con la idea de que con ellos, con tus ojos, podré ver otra vez el cielo y no será efímero. Prefiero los golpes hasta el final, hasta el punto final, que será el principio.
_
Etiquetas: Ficción
4 Comments:
-
- Anónimo said...
8 de julio de 2012, 5:12gracias amigo por saber, poder y querer lo que a veces percibimos y dejamos de compartir por egoísmo o ignorancia, gracias- Anónimo said...
8 de julio de 2012, 5:14gracias amigo por saber, poder y querer escribir lo que a veces percibimos y dejamos de compartir por egoísmo o ignorancia, gracias- Lidia Blanca Castro Hernando said...
14 de febrero de 2013, 15:39Excepcional texto, Wallp. Te felicito!- Walter Pascual said...
14 de febrero de 2013, 15:45¡Gracias!