El bosque de tu abuelita

Lucía era una chica muy educada. Aplicada en los estudios y obediente con sus padres, siempre pisando sobre seguro, evitando riesgos.

Esa noche pasaría varias horas navegando en internet para preparar su trabajo de investigación. Pero sabía que el día siguiente sería el día del abuelo y había decidido regalarle algo.
Una tarjeta virtual con su dedicatoria y fotos del bosque sería gratificante para la abuela y le insumiría poco tiempo armarla.

Inició el recorrido en el buscador. Cientos de páginas web aparecieron de repente peleándose por un clic de su mouse. Pero Lucía solo se dirigía hacia páginas de bosques y tiernos mensajes, aunque nada parecía satisfacerla.

Finalmente llegó a www.elbosquedetuabuelita.com y supo que era el lugar correcto. Las vívidas imágenes de la presentación, mostrando álamos, sauces y robles entre los que se filtraba el sol, y la música de los pájaros y hojas crujiendo significaron el final de la búsqueda.

Luego de la presentación encontró que el frondoso bosque se separaba en varios caminos: Regalos, Historias, Charlas entre nietos y Regalos virtuales.

Ella sabía que, como cuando investigaba para su estudio, no permitiría que nada la distrajera.

Lucía era conciente que hacía muchos años que no veía a su abuela, tanto que dudaba sobre que foto elegir y con que texto adornar el presente.

Fue por eso que ingresó a la sección Charlas entre nietos. Allí, decenas de chicos discutían los mejores regalos para los abuelos de hoy en día. Su identidad estaba camuflada detrás de sobrenombres. Algunos relacionados con el lugar (Verde, Sol, Luna, Florcita), con personajes (Leñador, Heidi) y había otros más difíciles de agrupar.

Durante esta observación (que duro varios minutos), Lucía recibió un mensaje. Era de un tal “NietoUnico” y comenzaba con un tímido “Hola Lucía” (el sobrenombre de Lucía era “Lucía”, ya que consideraba más sincero presentarse tal cual, sin máscaras en su identidad).

Si bien NietoUnico procuraba llevar la conversación hacia temas personales, Lucía no paraba de hablar de su abuela. Como la recordaba, donde vivía, de su esforzada vida e insistía en encontrar el regalo más oportuno.

Lucía se salía con la suya. Logró que NietoUnico se interesara en la vida de su abuela y así eligieron juntos el regalo. Se decidieron por un ramo de flores silvestres que entregaría el delivery de elbosquedetuabuelita.com a la hora acordada, y una tarjeta virtual llegaría por e-mail, con mensajes tan dulces que derretirían de recuerdos y orgullo aún a la abuela más indiferente.

Levantó su mirada al tiempo que sonrió contenta. Al día siguiente su abuela recibiría una tarjeta por e-mail y las mejores flores del bosque en la puerta de su casa. Y lo más importante, a pesar de la insistencia, no dio su teléfono, ni siquiera su e-mail a NietoUnico. “Misión cumplida”, pensó mientras suspiró satisfecha.

Al día siguiente el e-mail volvió rebotado. Lucía sabía que este tipo de cosas eran frecuentes (quizá la abuela recibió muchos mensajes juntos, talvez hacía tiempo que no revisaba su cuenta de e-mail).

Por la tarde, Lucía recibió un llamado de su abuela. Lejos de agradecimiento, la voz quebrada clamó por ayuda. Le acababan de robar sus ahorros, sus joyas y algunos muebles. Lo último que el ladrón dijo fue “Saludos a Lucía de parte de NietoUnico” y dejó un enorme ramo de flores en la puerta.

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