cual llaga de un pié en el desierto,
entonces el sol convierte
en hongo de muerte el cielo.
El juego de la batalla
acaba la vida humana.
La suerte de un pueblo inerte
luchando por que despierten.
Hoy las nubes nos visitan
y el hongo me ha devorado...
y no olvido a mi familia
que a comer hoy no he estado.
Y aquí estoy en su cabeza
donde está la multitud;
en la prisión de su alteza
mi corazón y Kiokakú[1].
Etiquetas: Poesía
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